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Los Lectores Rumiantes de Nietzsche

​Tres son las transformaciones por las que debe pasar el espíritu: camello, león, niño. Esta idea tan cara al pensamiento de Estanislao Zuleta  quisiera tomarla como eje  para tratar de perfilar el tipo o la propuesta de lectura formula por Nietzsche.

Primero camello: idea de trabajo, de respeto, de pesadez, de ponerle la “espalda” al texto. El camello que es también paciencia, parsimonia, “rumia” . Detenimiento. Cuando un lector asume el avatar del camello lo que está haciendo es dejarse hacer por el texto, si me presta la expresión,  es una actitud o una actividad pasiva, digestiva, lenta. O, en palabras de Zuleta, es un “habitar el texto”.

 

Segundo el león: idea de irreverencia, de desapego al texto. De pelea. De confrontación permanente. Ahora es el lector que “azota” el texto, lo oprime, lo retuerce, lo hace suyo. Es el lector que “interroga al texto", que lo subraya, lo abre, lo desmenuza. Leer como león es no aceptar con facilidad cualquier interpretación; es sospechar del texto.

 

Tercero el niño: idea de inocencia, por supuesto, pero también de renovación, de creación genuina. Invitación a convertir la lectura en producto, en escritura. El lector niño ya no tiene la piel del camello que aguanta pasivamente el texto, ni tampoco las garras de un lector presuroso por imponer su subjetividad. Es más bien una invitación a recomenzar, a formular un decir autentico. La lectura recreativa.

 

En otras palabras: en un principio hay que “cargar” con el texto, volverlo familiar, rumiarlo, digerirlo, permitirle hibernar en nuestra conciencia; luego hay que enfrentarse a él, desconfiar, ponerlo entre paréntesis, discutirlo; finalmente debemos tratar de producir un texto nuevo, diferente, generar otros textos. El proceso de lectura Nietzscheano va de la aceptación cuidadosa, meticulosa del texto a la desconfianza mayúscula, al análisis concienzudo y pormenorizado, al lector atento. Más el proceso no termina ahí. Nietzsche avanza otro paso: hay que convertir esa confianza y esa sospecha en olvido, para que así pueda emerger, la posibilidad de crear. La lectura,  entonces, es sí “que se afirma más allá de la deuda y de la venganza”. Más allá del “tú debes” o el “yo quiero”.

 

Nietzsche “odia a los ociosos que leen”. La lectura es un encuentro para el cual hay que prepararse psicológica y físicamente; por eso pide lectores especiales,lectores que no se dejen vencer por la primera dificultad; por eso habla en varios de sus escritos de que aún no ha llegado ese tipo de lector. El lector que Nietzsche pide es un lector “total”; un lector dedicado. Con demasiada paciencia de filólogo, que se detenga en cada signo, en cada palabra. Nietzsche, escritor de aforismos, solicita no un deletreador o un decodificador, pide otra cosa, un lector que apenas termine la última palabra de un texto esté próximo a comenzar de nuevo con la primera. De uno a otro estómago. Los lectores nietzscheanos no son lectores de la prisa o el afán. A Nietzsche le gustan lo lectores rumiantes.

Otro punto que me parece interesante es el papel del olvido en la lectura. Leer, según Nietzsche, es convivir con el texto hasta el entrañamiento. Mejor aún: cuando leemos en verdad, cuando nos entregamos como Don Quijote a la lectura “hasta que se nos seque el seso”, es cuando aparece o nace el sentido, la comprensión de lo leído. Si Nietzsche usa la imagen del niño para dar a entender esta nueva identidad del lector, lo hace precisamente para advertirnos que la lectura más profunda es la que logra “transformarnos”, la que nos pone en otra situación. El olvido, el niño, quiere decir: dejamos el libro como libro, el texto como texto y lo empezamos a sentir como propio, como sangre, como parte de nuestro yo. La lectura Nietzscheana pretende o busca que la letra encarne, que el signo vuelva a vivificarse dentro del espíritu del lector.

Así vistas las cosas, Nietzsche desea que en un lector fuerte, en un lector potente pudiera combinarse –en palabras de Zuleta- tres tipos de capacidades: de admiración, de oposición y de creación. Camello, león, niño. Pero estas tres capacidades son de igual manera formas de ser del pensamiento. La lectura propuesta por Nietzsche es un ejercicio del pensar. Otra manera de pensar. La lectura deja de ser de consumo, de ser hobby para convertirse en trabajo, en una actividad, en un quehacer. No hay lecturas fáciles, sino lectores facilistas. No hay lecturas obvias, sino lectores obvios. Cada texto demanda de cada lector un tipo de actividad particular, una estrategia de lectura diferente. Atención, nos dice Nietzsche, tenemos que tener cautela al pensar que el código que usamos tanto autor como lector es el mismo; cuidado, nos dice Zuleta, siempre leemos desde alguna parte y, por eso, leer es un problema.

El sentido final de la propuesta de lectura definida por Nietzsche culmina en la exaltación del texto como problema. Y es en el encuentro personal con la Esfinge textual donde puede verse la calidad del lector, su torpeza o su lucidez, su desidia o su dedicación. El texto Nietzscheano es un texto virtual. Por eso mismo, sólo y en la medida en que miremos las múltiples posibilidades de sentido, la variedad de alternativas del código, sólo así –teniendo esa condición de rumiante, propia de los filólogos- hallaremos la vía o el camino más adecuado para la interpretación de los textos. Con Nietzsche, la lectura deja de ser evidencia para convertirse en enigma.

 

1. Véase el apartado “De las tres transformaciones” en Así habló Zaratustra, 1983, Alianza Editorial, Madrid, p. 49
2. El concepto de “rumia” también aparece en el prólogo a La genealogía de la moral, 1983,Alianza editorial, Madrid, p. 26
3. Estanislao Zuleta, “Sobre la lectura” en Sobre la idealización en la vida personal y Colectiva, 1985, Procultura S.A. Bogotá, p.91

 

Referencia bibliográfica

  • VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Fernando. Oficio de maestro. Medellín : Pontificia Universidad Javeriana.

4. ¿Por qué Estanislao Zuleta retoma a Nietzsche en los lectores rumiantes?

Lo retoma para poder explicar cómo se debe realizar una lectura correctamente, dando a entender que el lector debe ser más minucioso, dedicado, paciente y persistente para que su lectura sea concebida correctamente.

3. Investiga la bibliografía de Nietzsche y de Estanislao Zuleta

 

"De las tres formaciones" en Así habló Zaratustra, 1983, Alianza Editorial, Madrid, p. 49 y p. 26

Estanislao Zuleta, "Sobre la Lectura" en sobre la idealización en la vida personal y colectiva, 1985, Procultura S.A. Bogotá, p.91

1. A partir del título construye el tema de la lecrura

 

Estanislao Zuleta, propone tres fases par las que pasa el espíritu, el cual relacionan con la fórmula de lectura por Nietzsche:


Los lectores rumiantes de acuerdo con las fases de Zuleta, son denominados como los “camellos”, quienes son capaces de dedicar el tiempo adecuado para desmenuzar el contenido del texto e interpretarlo.


En la segunda fase identifican al lector que está en una posición opuesta, desafiante e interrogativa a lo que está leyendo; este se denomina como el “león”, el cual pone en tela de juicio las afinaciones del texto.


Para finalizar se encuentra la fase del “niño”, el cual se apropia del texto para crear nuevas ideas de acuerdo a la orientación o fin que le quiera dar a la lectura.

Jules Renard.

"Cuanto más se lee, menos se imita". 

2. Buscar las palabras desconocidas y consultarlas en el diccionario

Filólogo/Filología: Ciencia que estudia una cultura tal como se manifiesta en su lengua y en su literatura, principalmente a través de los textos escritos.



Aforismo: Sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte.

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